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La fiebre Trump

  • Paula García
  • 12 nov 2016
  • 3 Min. de lectura

La victoria del republicano Donald Trump ha revolucionado a gran parte de Estados Unidos. El próximo presidente de la gran potencia mundial ha derrocado a Hillary Clinton con un discurso racista y machista que rompe con los derechos básicos y democráticos que tenían hasta ahora los ciudadanos. Un hecho histórico y un gran cambio para el país tras el mandato de Obama, donde impera la incertidumbre sobre el futuro que deparará a Estados Unidos y al resto del mundo.


La mentalidad de muchos ciudadanos estadounidenses ha dado un paso atrás. Viejas tradiciones que vuelven en pleno siglo XXI, eso encarna el magnate Trump. Los numerosos comentarios que ha protagonizado en los últimos meses han descalificado a los ciudadanos que han emigrado a Estados Unidos.


Una de las principales políticas en su campaña ha sido la idea de construir un muro en la frontera con México para derrotar la “inmigración ilegal”. Además, en su momento dijo que el coste lo pagaría el país mexicano, ya que “ganan mucho dinero gracias a Estados Unidos”. Este triunfo de un discurso contra la inmigración se reforzó a través de la publicación de un vídeo para denunciar los numerosos inmigrantes que llegaban a Estados Unidos a través de la frontera. Sin embargo, estas imágenes se referían a un salto a la valla de Melilla. Aceptaron la manipulación del vídeo y defendieron su postura, pues “podría ocurrir si no se construye un muro”.


Su enemistad con México ha seguido durante toda su campaña, así los calificó: "México nos envía a la gente que tiene muchos problemas, que trae drogas, crimen, que son violadores". Además, su fin es deportar a todas aquellas personas indocumentadas, incluso a los niños nacidos en territorio estadounidense.

Es para preguntarse, ¿qué hace un político con estas ideas y esta mentalidad como próximo presidente de Estados Unidos?
Sin duda, ha ganado el discurso populista y nacionalista de Trump. Casi en solitario, ya que el propio partido se ha opuesto a las políticas que ha defendido.

Sin embargo, la ciudadanía estadounidense es demasiado conservadora y ha escogido como presidente a una persona que propone medidas ilógicas en la actualidad, pero que propone soluciones.

Aunque esto no se queda ahí, el discurso de Donald Trump también ha enfurecido a las mujeres, ya que el sexismo siempre ha estado preponderante en sus palabras. Muchas mujeres han denunciado de forma pública los abusos que sufrieron por el magnate, pero él nunca se ha arrepentido ni disculpado por ello. Más bien, presume de su actitud machista y xenófoba.

La mayor polémica surgió tras desvelarse unas grabaciones de una conversación privada de hace años entre el presentador Billy Bush y Donald Trump a las que accedió el medio Washington Post. El multimillonario afirmaba: "Me atraen las mujeres bonitas automáticamente. Las comienzo a besar, es como un imán, no puedo ni esperar. Cuando eres una celebridad te dejan hacer lo que quieras, puedes hacer lo que quieras. Agarrarlas por el coño. Puedes hacer de todo".

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A pesar de los comentarios groseros e hirientes a mujeres, a ciudadanos inmigrados, no ha dejado de recibir el apoyo de muchos estadounidenses que han depositado sus votos para los próximos cuatro años de gobierno. Un estilo directo y nacionalista que ha llegado al sector más descontento de la política de derechas. Podría haber llegado una mujer al poder, en cambio lo ha hecho un multimillonario anclado al pasado con unas ideas que dan miedo.

La presidencia de Donald Trump provocará un cambio en las relaciones internacionales de Estados Unidos y también en aquello que se entiende por sociedad, pero ante todo generará una brecha social y democrática en la igualdad de oportunidades.

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