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Rafael Ballester: “El sexismo sigue imperante. Vivimos en una sociedad machista y heterosexista”

  • Paula García
  • 15 dic 2016
  • 6 Min. de lectura

En la sociedad actual todavía no se ha llegado a una conciencia de respeto e igualdad en el trato tanto a mujeres como a hombres. Las cargas familiares, como las tareas del hogar, y laborales, al tener jornadas de trabajo que no facilitan la conciliación, se asocian a la figura de la mujer por el hecho de serlo. Pese a que se ha avanzado, todavía queda camino para erradicar la violencia machista y el trato discriminatorio en diferentes ámbitos de la sociedad hacia las mujeres.

Rafael Ballester ha tratado múltiples casos de violencia de género como doctor en Psicología por la Universitat de Valencia y docente en el departamento de Psicología Básica, Clínica y Psicobiología de la Universitat Jaume I. A lo largo de su carrera ha investigado sobre género, salud y sexualidad humana. Por ello, ha recibido el Premio a la Divulgación Científica otorgado por el Banco Santander y el I Premio a la Excelencia Docente del Consell Social. Por otro lado, se ha ocupado tanto del vicedecanato como de la dirección del Grado de Psicología en 2010. Además, es decano de la Facultad de Ciencias de la Salud desde el año 2012.



Pregunta: Usted como investigador en Psicología, ¿qué concepción respecto al sexo y al género cree que existe en nuestra sociedad?


Respuesta: Hay una percepción general de que se ha naturalizado, ya que todo el mundo puede acceder a la información que quiera, pero creo que esa percepción es falsa. Pasamos de una época en que la gente no sabía pero no era consciente de ello a una época en que la gente cree que sabe pero sigue sin entender. Aún existen muchos tabúes y prejuicios, en el tema de la homofobia y el bullying homofóbico, así como el tema del sexismo y otros temas relacionados con la sexualidad que siguen sin hablarse.


P: ¿La sociedad influye a qué exista un trato desigual entre hombres y mujeres?


R: Es un hecho que el sexismo sigue siendo imperante, vivimos en una sociedad sexista y heterosexista. Sexista en el sentido que solo con ver los datos de cuantas mujeres con profesiones idénticas a las de sus congéneres hombres ganan menos dinero. A nivel de la distribución de las tareas en casa que son desigualmente repartidas. Sigue habiendo un trato diferenciado hacia las mujeres. Ellas han hecho un esfuerzo por ocupar el espacio masculino, pero los hombres no han hecho lo mismo. Se ha reducido en algunos ámbitos aunque todavía es muy patente. Por otra parte, es una sociedad heterosexista. A pesar de que se permite en nuestro país casarse a personas del mismo sexo, sigue sin estar bien aceptado. En un campus universitario no es fácil ver parejas de chicos y chicas cogidos de la mano.


P- Ha comportado que existan muchos casos de violencia de género, en su mayoría en mujeres, ¿piensa que en los últimos años ha aumentado?


R- Siempre nos queda la duda, de si han incrementado los casos o los informes de los casos. Tengo la sensación de que no es tanto que se haya incrementado y que haya más violencia de género como que estas se atrevan a denunciar. Lo que es más preocupante es que en relaciones de parejas jóvenes se van viendo patrones de relaciones muy machistas, lo que se llama microsexismos, microviolencias que se justifican como un amor, un amor apasionado, un amor más posesivo. A veces empiezan por un simple control del móvil de la pareja o de si estás conectado y que acaban siendo relaciones tan posesivas y tan sexistas como las que había hace 50 años. Es preocupante en parejas jóvenes porque se supone que algo teníamos que haber aprendido de los errores del pasado.


"No se basa en el respeto sino en una idea del amor bastante patológica"


P: ¿Qué roles aparecen en estas relaciones tóxicas?


R: Según las personas que ejercen esta violencia, te va a decir que la quiere y la respeta. Su percepción es que la quiere y si le pega es que se pone nervioso y no controla sus impulsos. No se basa en el respeto sino en una idea del amor bastante patológica. El amor posesivo y de hacer lo que él diga. Son personas con un perfil patológico, de falta de control de impulsos, de algunas creencias muy disfuncionales acerca de lo que es el amor y de lo que es la pareja.


P: ¿Qué perfil presentan las personas agresoras? ¿Son personas violentas y con carencias afectivas?


R: Hay perfiles muy variados pero hay personas que han tenido modelos ya agresivos en sus casas. Tampoco quiere decir que si tu padre ha sido maltratador tú lo seas. Algunos sí, han tenido modelos agresivos, de no controlar los impulsos. Personas que no distinguen de una discusión con razonamientos de una agresión, personas que necesitan imponer., a veces aquellas con baja autoestima, personas que tienen problemas con relaciones normales, personas que no están satisfechas con su vida, con niveles de estrés importantes, con poco control de la ira. Muchas veces son personas con creencias patológicas sobre qué es el amor, un estilo de amor muy posesivo.


P: ¿Hasta qué punto puede afectar el maltrato psicológico a una persona?


R: El físico puede acabar con la muerte y por eso es el que más nos llama la atención. Es muy duro, pero te tengo que decir que a nivel de sufrimiento psicológico no lo podemos dejar atrás. Puede ser más invisible, pero hunde más la autoestima y en la integridad psicológica de la persona que el físico. El físico es muy claro, los golpes que se pueden ver, y el psicológico es más fino y sutil, más insidioso y más generalizado. Las diferencias entre el maltrato al hombre respecto a la mujer es que es más de tipo psicológico. Puede ser llegar a ser muy destructivo.


"En el momento en que sube su autoestima se va a dar cuenta de que no necesita una relación así"


P: ¿Cuáles son las soluciones o medidas que se dan con tratamiento psicológico?


R: Hay varios modelos de intervención. Trabajas las creencias acerca de que es el amor, una toma de decisión hacia que lo que pueden y deben hacer, esa falsa creencia de la justificación de la violencia. Sobre todo trabajar la autoestima, en el momento en que sube su autoestima se va a dar cuenta de que no necesita una relación así. También ayudarla a buscar apoyo social, tomar decisiones sobre la relación de pareja y enseñarles a quererse. En el momento en que van a terapia se dan cuenta de que no necesitan eso. En cuanto a los agresores, se tratan las creencias disfuncionales sobre qué es el amor y qué es una pareja. Fundamentalmente se trabaja el control de los impulsos agresivos.


P: Muchos casos de violencia de género se dan en personas adolescentes, cómo puede afectar esto a su desarrollo?


R: Con adolescentes puede ser letal. No tienen una buena base a partir de la cual comprender lo que está pasando y si deben soportarlo o no deben. Lo que más hay que hacer es trasmitirles la importancia de apoyo social, trasmitirlo a los padres y que los padres puedan proteger física y psicológicamente a esa persona. Por otro lado, ponerlas en tratamiento psicológico para que se les pueda ayudar. Es imprescindible identificar el perfil de maltratador y los primeros actos violentos que empiezan con un insulto y acaban en las manos.


"Solo una educación en igualdad de sexos puede combatir la violencia de género"


P: ¿Cree que se debería educar y concienciar a la sociedad sobre la igualdad entre ambos sexos?


R: La educación contra el sexismo y la sexual en general. Debería darse desde las edades más tempranas y en este país estamos haciéndolo bastante mal desde hace tiempo. Somos de los últimos países de Europa que han incorporado algo de esta educación afectivo-sexual, de una forma muy tímida y escasa. Solo una educación en igualdad de sexos puede combatir la violencia de género. Además de muchas más cosas, la denuncia social, el compromiso de la gente y la solidaridad, denunciar ante tales hechos. Sin embargo, para que se deje de seguir así se debe aprender desde la más tierna infancia. Es el momento donde se aprende lo que se debe y no se debe hacer. Una chica puede ser muy buena en fútbol y no ser lesbiana, así como un chico por ser sensible no es homosexual. La única forma de prevenirlo es trabajarlo desde pequeños, más incluso que las medidas legislativas.


Rafael Ballester tiene muy clara la solución, fomentar una sociedad más igualitaria a través de la educación, pero aún queda un largo camino por recorrer.

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