El reguetón y la doble moral
- Divina Carbonell
- 15 dic 2016
- 3 Min. de lectura

Estas semanas ha dado mucho que hablar la canción “Cuatro babys” de Maluma. Esta canción, en la cual aparecen frases vejatorias hacia la mujer, ha suscitado un profundo malestar en las redes sociales, en donde se ha pedido su inmediata retirada.
Pero hoy no vengo a hablaros de eso. No voy a lanzarme al cuello de todos los cantantes de reguetón. No vengo a acusar al reguetón de ser un género musical con machismo innato. No voy a estigmatizar más a un género musical que ya de por sí lo está. Porque eso es algo a lo que ya estamos acostumbrados. Hoy, en cambio, vengo a hablaros de un patrón que me resulta muy curioso y que se repite en diferentes grupos de gente que conozco: la superioridad moral de la que se alardea al no escuchar reguetón.
A la pregunta: “¿es machista el reguetón?” la mayoría de las personas, por no decir prácticamente todas, responderían un sí rotundo. ¿Pero qué pasa cuando la misma pregunta se formula con otros géneros musicales? ¿Es machista el pop? ¿Es machista el rap? ¿Es machista el rock? Cuando entramos en estos terrenos, la respuesta ya no es tan clara.
¿Es machista el reguetón? Por supuesto. ¿Es machista el pop, el rap o el rock? También. ¿Por qué tendemos a asociar el machismo al reguetón obviándolo del resto? El machismo no es algo que sea innato de un determinado estilo musical. Ningún género musical es misógino por sí solo, la dotan de misoginia los compositores. La música, el mundo de la cultura en general, no deja de ser un reflejo de lo que es la sociedad. Por eso no es de extrañar que la ideología patriarcal se manifieste en todos los ámbitos de la vida. El cultural no iba a ser menos.
Los prejuicios van más allá de esta cuestión. Estos estereotipos en mayor o menor medida también vienen alimentados por racismo y clasismo interiorizado.
El reguetón, en su gran mayoría, lo asociamos a Latinoamérica, a personas PoC (people of color). Y lo admitamos o no, en España se sigue barriendo hacia casa. Se tiene una concepción peor de todo lo que viene de fuera. Los prejuicios hacia el reguetón derivan en el: “mira qué machistas son los sudamericanos”. Lo que implica un fuerte componente racista. Consideramos el “ellos” como la parte negativa y el “nosotros” como la positiva. Como dice el refrán, vemos la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio. Porque como todos sabemos, en España eso del machismo en la música lo tenemos superado desde hace tiempo, claro.
Pero esperad, que aún hay más. La doble moral no acaba aquí. El reguetón socialmente está ligado a las clases bajas. Parece que escucharlo te convierta automáticamente en choni, como si hubiera una regla tácita que señalara que es incompatible que te guste el reguetón teniendo el graduado escolar. Esa superioridad moral de la que muchos alardean es la que hace que me pregunten una y otra vez con las narices levantadas: “¿Pero cómo te puede gustar el reguetón? ¿Tú no eras feminista?”.
Es demasiado fácil estigmatizar un género musical y no aplicarle la misma regla a los demás. ¿O qué pasa, postureta pseudohipster, sería demasiado duro para ti admitir que el “Well I’d rather see you dead than to be with another man” (prefiero verte muerta que con otro hombre) que tan orgullosamente cantas de los Beatles o el “I used to love her but I had to kill her (la amaba, pero tuve que matarla) que berreas de los Gun N’ Roses es igual o incluso más machista que el reguetón que criticas?
Comments