Queridos Reyes Magos
- Sara Martí
- 15 dic 2016
- 2 Min. de lectura
Os aviso de que esta no es una carta que estéis acostumbrados a recibir. No contiene la lista de regalos y de buenos deseos que exijo para estas fiestas. Tampoco es una carta donde enumere todas las cosas buenas que he hecho este año y que, por ende, me convierten en la candidata perfecta para desenvolver cientos de paquetes de colores el día seis de enero. Lo siento, Reyes Magos, pero esta es una carta de queja.
El día uno de diciembre, como vengo haciendo todos los años sin excepción, comencé mi tradicional búsqueda de catálogos de juguetes navideños. Carrefour, Toys “R” Us, El Corte Inglés, Todojuguete… Podéis estar seguros de que no me olvidé ni de uno solo. Una vez recolectados, me puse manos a la obra, agarré papel y lápiz y fui devorando todas y cada una de las relucientes hojas satinadas de los catálogos.
Imaginaos cuál fue mi sorpresa, Reyes Magos, cuando me di cuenta de lo que estaba pasando en aquellas “inocentes” páginas. Chiquillas que todavía no han cambiado los dientes de leche interpretando el rol de madre con un carrito y un bebé casi más grandes que ellas. La ausencia de niños en las secciones de muñecas. Bicicletas rosas y bicicletas azules. Disfraces de princesa para ellas; de policía o de superhéroe para ellos.
¿Acaso un chico no puede soñar con castillos y varitas o una chica con capas y súperpoderes? ¿Dónde queda la igualdad cuando él conduce un todoterreno y ella un carro de la compra? Quizá parezca algo sin importancia, al fin y al cabo, podemos pensar, ¿a quién le importa un trozo de papel que acabará en la basura en menos de dos semanas? Cada cual es libre de responder lo que quiera, antes de hacerlo, eso sí, recuerden esto: los niños y las niñas de hoy, serán los hombres y las mujeres de mañana.
Para acabar, con vuestro real permiso, me gustaría referirme a los más pequeños y pequeñas de la casa. Si una muñeca os hace más felices que un camión o a la inversa, no tengáis miedo cuando el siete de enero, sentados en el pupitre de clase, os pregunten eso de: “Y a ti, ¿qué es lo que te han traído los reyes?”.
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