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La desprotección de los menores frente a los medios

  • PAULA GARCÍA
  • 26 nov 2016
  • 3 Min. de lectura

Día tras día, los menores son protagonistas de una gran cantidad de información que se publica en los medios de comunicación. Los periodistas, muchas veces, cuentan más datos de los necesarios, entrando en detalles que vulneran el derecho a la propia intimidad que tienen los niños y los jóvenes. En España, la Ley 1/1996 de 15 de enero de Protección Jurídica del Menor expone en el artículo 4: “Los menores tienen derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen”.


Este es el caso de una noticia publicada por el periódico El País, que tiene el siguiente titular: "Muere una niña de 12 años tras un coma etílico en una fiesta de Halloween". A lo largo de la información, se observa que no mencionan el nombre de la joven fallecida ni de sus conocidos. Sin embargo, la noticia incurre en el error de nombrar el lugar donde murió y mencionar su edad. Esto lo podemos ver al comenzar el lead de la noticia. “Una niña de 12 años falleció el martes en el hospital Doce de Octubre de Madrid”, relata El País.



Ante esto, el manual de la Comisión de Arbitraje, Quejas y Deontología de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE) recomienda que para que haya una protección efectiva del menor debe extenderse no solo al nombre o la imagen de los niños, sino a su identificación a través de “seudónimos, datos personales como la edad, lugar de residencia, centro de estudios, nombre de los familiares y entrevistas directas a la familia”.


Esto es lo que ocurre con la noticia, que no menciona el nombre de la niña afectada o de los familiares, pero sí se describen datos de su entorno personal. Un ejemplo de ello: “La fallecida estudiaba en el instituto Anselmo Lorenzo de la localidad”. El espacio educativo debe respetarse, ya que también afecta a la integridad y la intimidad de los afectados. Desde FAPE indican que forma parte del ámbito privado de los niños y requiere el mismo tratamiento que el resto de escenarios de la vida del menor.


En el penúltimo párrafo de la noticia, además de mencionar el centro de estudios, también expone la nacionalidad de la joven y el propio lugar de residencia. El periódico explica: “La menor tenía la nacionalidad polaca, aunque siempre había vivido en España. Sus padres llegaron hace 18 años y siempre habían residido en la casa que tienen en el barrio del Quiñón, en la zona sur de San Martín de la Vega”.



“Todos los niños deben ser tratados con un mismo criterio de respeto a sus derechos universales, evitando marcar los aspectos que puedan convertirles en objeto de rechazo o discriminación (sexo, nacionalidad, situación familiar, credo religioso, conducta social…)”, asegura el manual de FAPE. Por ello, al mostrar la nacionalidad de la joven, no se ha cumplido la protección sobre los derechos del menor que están enmarcados en la legislación. Con esta información, el diario intenta aportar contexto a lo ocurrido. No obstante, los datos que aporta permiten que la niña sea identificada. Además, afectará a que se la recuerde por esa noticia.


En esta situación, los periodistas son los que deben plantearse prescindir de información que resulta innecesaria para el relato periodístico. El colectivo de menores se ve afectado por numerosas noticias que se adentran en su entorno personal y que pueden afectar al desarrollo de su futuro. Está en manos de los periodistas poder cambiarlo.

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