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Viento fresco

  • Divina Carbonell
  • 3 dic 2016
  • 2 Min. de lectura

Performance con motivo del día de la violencia contra la mujer.

El movimiento feminista ha sufrido una transformación con el paso de los años. La tercera ola ha traído cambios que han obligado a revisar los postulados del viejo feminismo. "La última ola feminista surgió porque había muchas personas que no se sentían identificadas en el feminismo de siempre, que se había centrado casi de manera exclusiva en conseguir los derechos de mujeres cisgénero, blancas y heterosexuales". Así lo explica Frank, activista feminista del colectivo Revuelta Violeta. Han florecido nuevas corrientes con diferentes visiones que conviven dentro del mismo espacio de lucha. Según datos de la Coordinadora Feminista, hay más de cien colectivos feministas repartidos por todo el Estado Español.


Una corriente feminista nacida de la tercera ola es el transfeminismo. Carla Pérez, activista del colectivo transfeminista madrileño Scum Girls cuenta que el transfeminismo es una corriente feminista transversal, que quiere decir que no solo se centra en la opresión hacia las mujeres sino también hacia las personas transgénero.


1.700 personas transexuales fueron asesinadas en 72 países durante los años 2008 y 2014, según indica el Observatorio sobre el Asesinato de Personas Trans. Carla apunta que el transfeminismo nace para combatir estos crímenes. Esta nueva corriente feminista nació en los años 90 y es la unión del feminismo con la Teoría Queer. "El transfeminismo considera que a lo largo de la historia el feminismo se ha olvidado de otros géneros oprimidos por el patriarcado", explica Carla.


Elena Giménez, también integrante de Revuelta Violeta y colaboradora de otros proyectos feministas, explica los problemas a los que se enfrentan los colectivos feministas en su día a día: “mucha gente defiende que el feminismo es lo contario que el machismo y se inventan tonterías como el hembrismo o el igualitarismo. Y en cuanto ven que pasamos a ser dueñas de nuestra propia vida deciden atacar a donde nos van a hacer daño, que es a nuestro movimiento”. Sol González, activista del colectivo feminista valenciano Las Lilas, añade que aunque el feminismo se haya visibilizado en los últimos años el estigma social que sufren las feministas también es mayor. "Estamos expuestas a una violencia física o verbal ya no solo por el hecho de ser mujeres, sino por considerarnos feministas públicamente y luchar por ello".

Las mujeres más jóvenes han reinterpretado el discurso ideológico. Eso ha conllevado un cambio en la manera de hacer activismo. Las activistas prefieren opciones visuales como las performances. También llevan a cabo un intenso activismo en redes sociales. "El ciberactivismo es importante porque llega a mucha gente que no conoce el feminismo. Estamos hablando de campañas virales o hashtags en Twitter que llegan de manera casi inmediata", afirma Frank. Sin embargo, matiza que no solo vale con Internet. "Si la lucha feminista no se combina con activismo en las calles no sirve para nada".



 
 
 

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